El deporte como fenómeno de masas
Comprender que el deporte es un fenómeno de masas es simplemente cultural, como comprender que Estados Unidos ya llene estadios con su liga de la MLS, porque el deporte mueve gente y la gente mueve dinero; o que en Londres los estadios no tengan una malla de cinco metros de altura terminada con alambre de púas cuando tienen la constitución más pequeña del mundo; o que en la Fórmula 1 una boleta cueste 1100 dólares; así como es cultural que un equipo de jinetes disputen para obtener el cadáver de un cordero en Afganistán en lo que se llama el Bozkashi real, o que en Colombia y Ecuador la chaza sea un deporte poco común y que el tejo no tenga una liga profesional.
Y así como los deportes son culturales también lo son aquellos que los observan o lo practican, por esto la mayoría de los futbolistas colombianos no triunfan en el exterior, mientras que los campeones de boxeo caen en la drogadicción y un golfista pasa del puesto 4 al 17 en menos de un año. Tampoco es gratuito que se hable de que los argentinos tienen huevo, la ¨garra charrúa¨ o el ¨ jogo bonito ¨ brasilero, que en Antioquia no se juegue polo y que en Holanda no haya coleo.
Es tan cultural como los asesinatos en septiembre de 1972, durante los Juegos Olímpicos de Munich cuando un comando de "Septiembre Negro"(grupo palestino), secuestró y asesinó a 11 atletas de Israel, tan cultural como que en Méjico la lucha libre siga llenando estadios, tan cultural como pasar por maleducado en algún país de Arabia si no se eructa después de comer.
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