Hablando de Periodismo


De labores y oficios que han perdido su estatus social y el periodismo, los años han pasado y achaques han caído sobre todo, y de esto lógicamente no se salva esta hermosa profesión.

En primer lugar deseo que entiendan, no hablo de los constantes errores, ni de la trágica degeneración del contenido cada vez más enfocado a lo “ligth”, no, hablo sobre las condiciones laborales que han hecho que el periodismo se labre por muchos sin tener siquiera una pasión por este oficio.

Afrontémoslo, el periodismo es mal pago, no existe una relación oferta demanda, porque simplemente la primera fácilmente cuadriplica la segunda, y esto hace que las condiciones económicas no sean las mejores. Pero no es exclusivamente este factor el que ha perjudicado a la labor, soy un partidario de que ésta, al igual que las demás, requiere de una tarjeta profesional, pese a que también creo que el periodista se forma más en la calle como decía Ryszard Kapuscinski.

Nuestro trabajo depende mucho de otra gente. Es una obra colectiva. Nosotros sólo apuntamos voces y opiniones de la gente. Si nuestras fuentes no quieren hablar con nosotros, no conseguiremos información.”[1]

Esta dualidad no es del todo un enfrentamiento, pues tanto el técnico, el profesional y el empírico deben poder coexistir, pero también deben tener algo que los identifique, debe recordárseles que su responsabilidad es grande y que la función de los medios es informar, educar y entretener más no lo es servir a intereses particulares y quien así actué debe poder perder la calidad de periodista.

Por ello dicha tarjeta serviría más como un medio de control a quién se vea comprometido con la degradación del lenguaje, quien informe sin confrontar fuentes, quien se venda, se alquile o nunca intente nada nuevo, a esos que soban saco y a los que trabajan a cambio de favores, a esos que olvidaron informar, educar y entretener pueda sancionárseles.


[1] Ryszard Kapucinki, entrevista con el mundo tv

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