¨Rifa¨ en el Parque del Poblado

Las nueve de la noche. Los números del reloj de la iglesia se imponen y con ellos llega la vida al Parque del Poblado, caminando, en bus, taxis y carros particulares empiezan a aparecer sus habitantes nocturnos, aquellos que lo visitan fielmente como si éste fuera su legado, tranquilos, sin prisa y con cervezas, aguardiente y ron empiezan a sentarse en los sitios que ya consideran como suyos y que el resto del parque respeta. Parece que los sitios estuvieran reservados, y cuando toda la reserva ha sido utilizada aparece Juanda o mejor dicho ¨don Rifa¨, y realiza lo que se ha convertido en costumbre desde hace ya 2 años, ¨es que don rifa llega en el momento justo con una cantidad exagerada de mecato y una buena dosis de licor¨ argumentan los que como Esteban siempre compran un número de la rifa.

La noche transcurre, los sitios están llenos, hay algo de lluvia pero es demasiado ligera como para atravesar los densos árboles que componen el techo del parque, ¨don Rifa¨ no ha aparecido hoy, me siento algo frustrado y empiezo a buscarlo, las noticias no pueden ser mejores está en el parque, pero por la lluvia está visitando las cuevas, un pasaje comercial al frente del parque, sabe que las parejas y muchos de sus conocidos suelen huirle a la lluvia. Espero con tranquilidad y logro verlo, le compro un número de su rifa y empiezo a hablar con el.

¨Don Rifa¨ es un hombre de 40 años a quien la vida le enseñó más de lo que algunos podrían aprender y que orgulloso proclama ¨es que yo soy parte de la cultura del Parque del Poblado¨. Este hombre que desde el 16 de diciembre del 2004 se ha dedicado noche tras noche a hacer rifas para subsistir es apreciado por todos sus clientes, por eso no es extraño verlo sentado con algunos y tomándose un trago que ofrece alguna mano conocida, ¨don Rifa¨ aunque ahora goza de la aprobación de los agentes del CAI (centro de atención inmediata ), recuerda que no siempre fue así, Juanda habla con tristeza del día en que fue detenido y encerrado cuando se dirigía a entregar el premio de la habitual rifa, transcurrieron alrededor de 40 minutos y logró demostrar que él estaba limpio, que lo que hacía era legal y que él no era jíbaro y no era a él a quien estaban buscando, pero al terminar el interrogatorio los participantes de su rifa se habían ido y Juanda se había quedado con un parque vació, un premio por entregar y su sueldo por recoger.

¨Ir al parque y ver alguien que no conozca o no pueda dar razón de ¨don Rifa¨ es algo extraño, punketos, neos, emos, grunchos, roleros, metaleros incluso algunos niños que vienen del yerbas, el Parque LLeras, lo conocen¨ menciona bujías, un metalero de gran recorrido en el Parque, también argumenta que cuando no está en el Parque es porque está en el punto cervecero. Luego ¨don Rifa¨ me cuenta que el tiene permiso para entrar a algunos establecimientos y uno que otro restaurante, permiso que el gestionó de palabra con los administradores y dueños para llevar a cabo su labor.

Juanda el único hombre de 5 hijos, es padre de familia, pero el tema de su hijo parece tocar heridas que aun no cierran y no aparenta estar interesado en recordar en este momento, rápidamente me cambia el tema y huye a mi pregunta del porque no convive con él diciéndome que tiene que ir a hacer su rifa, Juanda parte y rebusca su trabajo, va donde las parejas, los grandes grupos de amigos e incluso acude a quienes están solos, ofrece la rifa de la noche y pregona el precio del número, ningún número se paga por anticipado, ese es quizás uno de los mejores ganchos de su evento.

Juanda tiene mucho que contar, y asegura ¨mi vida en el parque ha estado llena de momentos bacanos, con decirle viejo Camilo que ya ni recuerdo cuantas veces me han dicho, huy es la primera vez que me gano algo, y me lo gano con usted, usted es un bacan¨ al parecer la vida con ¨don Rifa¨ o al menos para su forma de ver a sido generosa.
Quizás por esto Juanda cada diciembre dobla su jornada laboral, y no sólo recoge su sueldo, también realiza una novena navideña para los niños menos favorecidos, quizás así intente redimir sus errores o simplemente busca agradecer la vida que ha vivido.

¨Don Rifa¨ por desgracia me confiesa ¨viejo cami es que ahora me siento como un caramelo muy repetido en el parque y hasta estoy pensando en tomarme unas vacaciones¨, y es que aunque ¨don Rifa¨ no es el único vendedor que habita en el Parque, si es sin duda el único que realmente hace parte de nuestra cultura, de la cultura que se vive en el Parque del Poblado.

Comentarios

  1. Yo me acuerdo de la chillads por "el rifa"

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  2. La primera vez que lo vi, me gané su rifa. Y creo también haberle dicho a él que era la primera cosa que me ganaba desde que era una niña. No he vuelto a ganarme nada desde entonces.

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